Aprende a sonreír sin motivo.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Felices 20 añazos mi chiquitina.

Ella es, por eso estoy.







Ella no sabe que brilla más que cualquier estrella de neón o gelatina,

que por verla feliz me marcharía, y para hacerla feliz, permanezco.
Ella sólo le tiene miedo al miedo, y hasta el miedo la amaría



«Qué suerte que aún hay gente que lo hace fácil»







Y esa frase que tan bien le queda a ella, esa que dice:"Es que cuando la maquina del mundo se detiene y todo me sabe a error por repetir,ella funciona.Cuando me caigo en la trinchera que llevo años cavando,ella sonríe y me levanta". es tan verdadera como que el cielo es azul. Porque yo tengo la gran suerte de pensar en ella si me dijeran de elegir una persona con la que comerme el mundo. Que cada día aprendo un poco más de tí pesca,que eres fuerte, fuerte, fuertísima .Que aunque todo vaya en el sentido contrario tu sabes como cambiar de dirección y hacer que las cosas no sean tan malas como se ven, me haces ver todo de una manera positiva y me enseñas que los días malos no existen, solo son malos si los creamos nosotros, que todo tiene solución y que la mejor forma de vivir es con una sonrisa en la boca, que sé que aunque este hundida hasta el fondo tú vas a llegar con un abrazo mágico que resucita a cualquiera. Gracias por estar siempre aquí, conmigo (sonríe, estás conmigo)estos gracias  5 años conmigo, en las buenas y en las malñas como super hermanas, que eres grande chiquitina, eres enome y fuerte como la que más y que se que estamos juntas en todo, que me tienes para todo y que puedes con todo, que la gente te puede querer hasta la luna, pero yo te quiero ida y VUELTA.
Yo, tengo la suerte de haberla conocido, tengo la suerte de poder estar con ella en sus 20, que sé que van a ser maravillosos.

Es que no quiere hacerle daño a nadie
aunque la simplifiquen o lastimen.
Es que parece tan frágil y está hecha de acero inolvidable




Porque es mi pesca.


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lunes, 1 de septiembre de 2014

Ella es una luz en la oscuridad.

Ella es la dama de hierro, fuerte e invencible, ella desprende seguridad a cada paso que da y todo el mundo cuando pasa a su lado se queda parado para admirarla, tan feliz, tan suya y tan mágica. Porque si está feliz te lo demuestra, y lo grita, lo grita para que todo el mundo se dé cuenta de que disfruta de la vida, que la vive como nadie lo podría hacer, por eso cada día aprendo un poco más de ella, un poco más acerca de sus manías, acerca de sus consejos y sus palabras. Porque se quiere, se quiere mucho y gracias a eso nos quiere como la que más y lo demuestra, lo demuestra cada día. Ella sonríe a la vida aunque todo vaya mal y por eso la vida le sonríe a ella, ella triunfa cada noche que sale, triunfa en lo que hace, es una campeona, por eso sé que va a estar genial allí aunque yo no esté con ella para decírselo cada día, que va a ser la reina de todo Burdeos, que lo va a pasar en grande y cada día vivirá una nueva experiencia para luego tener que contársela a su amiga que la va a echar demasiado de menos. Ella no lo sabe bien pero cada día se va a acordar de su cucu y deseando volver a verla para darla un abrazo enorme.
Que te quiero, que te voy a echar mucho de menos cuculin.
Disfruta de esta maravillosa experiencia que sé que lo harás.


jueves, 19 de junio de 2014

Aquel año.

¿El derecho a echarte de menos cuándo se termina?
¿Cuándo empieza la limpieza del dolor  y todas esas mierdas?

Han sido dos sueños contigo en un mismo día.
Todas las cosas que te decía y al despertar
este silencio.

Me siento como un turista incapaz de besar la tierra,
mirando cada paisaje con las manos en los bolsillos,
pidiendo comida a domicilio
y diciendo “ticket para uno solo” en cada museo.

Me basta tu risa para aferrarme a un recuerdo,
el bastón de tristeza con el que trato a los gusanos
cuando vienen a comerse los pedazos
y habitarme las sombras,
el horario de visitas de este absurdo trabajo
de olvidar  tus manos frías
cada vez que me emborracho.

Cada día.
La gente dice que deje de hacerme daño.
Olvidarte.

martes, 17 de junio de 2014

Demasiado rápido.

Nuestro silencio estaba cargado de ultraviolencia, ¿o acaso pensamos que no deciéndonos nada íbamos a dejar de hacernos daño? También nos quedamos sin amigos. Por no saber aguantar a nadie, ya ni nos reconocíamos en los espejos. El amor al final fue un océano donde nosotros quisimos nadar sin sentirnos exhaustos. Nos quedamos sin fuerzas en algún lugar entre el exceso y el no saber volver a la orilla, por habernos pasado tanto tiempo deseando quedarnos siempre flotando el uno al lado del otro. Ella era una sirena, de esas que te terminan hundiendo. Guapa como ninguna, terrible como la distancia sólo sabe desdibujar a las personas. El verano desde entonces es una gran cicatriz. La gente sabe que los "para siempre" pocas veces se cumplen, pero ignoran que casi nunca dejamos de esperarlos. Sucedió que por intentar ser demasiado, terminamos sin ser nada. Los besos nos los dábamos con los ojos abiertos, porque también queríamos besarnos con la mirada. Fue esa gran necesidad, ese descontrol del todo, sin tratar de salvarnos, saltábamos a nuestros brazos como suicidas esperando morir contra un cuerpo. Pero ya no tenemos a alguien en cuya piel poder olvidar el roce de aquella otra. Si me preguntas por qué, yo te diré que porque quisimos querer antes de saber querer. Que todo aquello nos venía grande: aquellos sentimientos, aquel océano, aquel "quédate toda la vida". Mira, ni quedarnos, ni toda, y por supuesto no sé si vida, pero oye: lo intenté. Espero que ese recuerdo sepa rescatarte un poco, cuando te hundas y allí no haya nadie para hacerlo contigo.

sábado, 14 de junio de 2014

Vinagre para las heridas, ¿dulce azúcar al final?

Repito lugares, que no momentos: vuelvo, vuelvo, vuelvo, sin intención de dejarte volver. Vuelvo, y cambio el día, la persona, el clima, para que cuando piense en ello automáticamente no aparezca tu cara en mi mente, no exista ya ese recuerdo. Pero no me daba cuenta, a medida que me perdía de calle en calle, que el cielo cada vez era más gris, las nubes se abalanzaban sobre mí y sin venir a cuento se puso a llover. Peor que un diluvio, sin tener un resguardo, sólo me acuerdo de cómo las gotas se deslizaban por el asfalto y dejaban ese olor a tierra mojada que me activaba todo por dentro. Siempre serás mi invencible tormenta de verano, con truenos y rayos incluída, escandalosa, grandiosa, que aparece sin que nadie la espere y se va sin que te haya dado tiempo a reaccionar, apenas cinco minutos después.

lunes, 12 de mayo de 2014

Lunares.

Todos estos fines de semana que me voy a la capital no puedo evitar pensar en ti y en cómo te va todo. Qué tal estás en el piso este año con tus hermanos, si sigues haciéndoles la cena y recogiéndoles la ropa sucia, qué tal te van las clases y si consigues llegar a primera algún día de la semana Me gustaría saber si sigues echando unos tiros en la canal y después celebrándolo con unas cañas en la sureña, si sigues tan perezoso como siempre.Me encantaría saber cuantas millones de películas nuevas te has visto desde que no sé nada de ti, si sigues dejando muertas a las tías con tu forma de hablar, si sigues dejando pasar a tres o cuatro  cada noche o si has conocido ya a otra que te haga reír como lo hacia yo, si la llamas borracha  a las tantas y le cuentas tu noche con las mejores bromas, si le dedicas tus buenas noches y tus buenos días, si paseáis por Madrid abrazados, cosa que yo nunca puse hacer contigo. 
Por mi parte desearía hablar contigo y contarte un poco como llevo este desorden que tengo por vida, contarte todo para que tú me ayudases y me hicieras sonreír a pesar de todo.
Porque aunque lo niegue, tú eras el mejor idiota.

Se busca llorón. Stop.

La lluvia me limpiaba de miedos. Dejaba que cayeran las gotas en mi ropa y en mi piel. Me veía tan sola y tan patética que sólo quería llorar, como lo estaban haciendo esas nubes que aclaraban, con su gris marengo, un cielo negro lleno de estrellas. Cuando las miré a todas, tan relucientes, tan lejanas, me acordé de aquel refrán: algunos nacen con estrella y otros nacen estrellados. Saboreé mis últimas lágrimas, saladas pero amargas. O ácidas. Podridas. Ni siquiera sabía por qué estaba llorando. La lluvia seguía limpiándome mientras yo seguía pensándote. Era todo un círculo vicioso. Un círculo de mierda.

Yo nací estrellada. Desde pequeña las cosas no me salían como quería. En las edades de los grandes cambios, la gente que estaba a mi alrededor ponía remedios para mis desastres. Nunca me he sentido enteramente querida, quizás porque yo tampoco me he querido por completo.
Cuando dejé de llorar, vi que el mundo seguía moviéndose tan rápido como aquellas gotas que caían en mi pelo. La vida es eso que pasa. Que pasa sin preguntarte a qué velocidad lo deseas. Pero, quién iba a decir que el tiempo pasa más rápido cuando eres más feliz. Y cuando lloras. Cuando lloras y necesitas darle al stop y pararlo todo.
Estaba excesivamente sola. Pero era lo que necesitaba. La soledad es la mejor compañía cuando quieres llorar de verdad. Y tampoco nadie quiere ser el acompañante de un llanto ajeno. Es un papel muy importante, pocos están preparados para colaborar en esa trama. O ese drama. Llorar en compañía es difícil. Pero precioso.
Me saqué una sonrisa del bolsillo de mi abrigo. Estaba un poco mojada. Me di la vuelta y aquí estoy: buscando a alguien con quien compartir unas lágrimas.

miércoles, 23 de abril de 2014

¿Alguna vez os habéis sentido tan felices, tan tan felices, que ya no vale la pena vivir más?

 Hace tiempo que sé que del amor nunca se puede saber nada del todo. Que es como una ventana desde la que se ve un paisaje que va más allá de donde nos alcanza la vista. Es sólo una brisa. Sí, eso es. El amor es una brisa. Una caricia. Una caricia suave, de esas que a veces erizan la piel, y otras simplemente se olvidan. Pero el amor es, a fin de cuentas, un camino. Un camino que serpentea, baja, sube, se detiene y la vegetación lo corta, y tienes que desandar, volver, irte. El amor también es una respuesta. Es un hombro para aquel que llora, y una palmada en la espalda para aquel que, desesperado, se resigna. Es una inmensidad. No sabría deciros por qué, pero creo que aquella persona que ama se vuelve infinita. Y se le puede notar en la mirada, que el amor le besa la heridas. Le cura. Le abraza fuertemente. Y es tan bonito como cuando nosotros recordamos sonreír aunque estemos solos.

domingo, 20 de abril de 2014

Veranos vestidos de alquitrán.

Que cabrón es el pasado, siempre dándonos envidia con sus historias maravillosas y recuerdos imposibles de borrar que te hace querer volver cada día otra vez, que te hacen ver que eso que tuviste no lo volverás  a tener hasta que seas capaz de darte cuenta de que nada se puede igualar y que nunca tendrás lo que una vez tuviste. Pero es inevitable comparar lo de ahora con lo de antes, los de ahora con el de antes, y por mucho que me esfuerce en querer que una persona me haga sentir como tú es imposible.
Me parece tan difícil volver a estar tan alto que muchas veces pienso que nunca llegaré a esa felicidad, y es una pena, porque se estaba tan bien que poca gente ha llegado y está conmigo para poder contarlo.


Ahora estoy mejor, claro que sí, pero no puedo negar que cada día piense en ti y en lo que perdimos,en lo que perdí, en lo que pudimos tener, en lo que pude tener, en lo felices que podíamos a ver sido llenándonos el alma con todas esas cosas que nos dijimos y que jamás nadie podrá volver a decir de esa forma tan especial, tan genial, tan como tú.


"Veranos en vilo hasta el final"

viernes, 4 de abril de 2014

Bebe rubia la cerveza pa' acordarse de su pelo.

 Porque por todos los problemas que tenga ahora mismo, por muy mal que lo esté pasando, sé que ella está ahí, con su carita de pesca. No llevamos una buena temporada y gran parte es por mi culpa, por mi cabeza que no sabe ni donde está, pero sé que por mucho que nos enfademos o nos gritemos diciéndonos cosas que no queremos ella va a estar conmigo ayudándome como mejor lo sabe hacer, con sus " buenas noches chiquitina", con sus abrazos, con sus pequeños detalles que la hacen tan tan especial. Ella no sabe todo lo que la quiero, pero podéis estar seguros que si ella llora voy a ser la primera que esté ahí para darla un abrazo de los nuestros, que si alguien le hace daño será la que le acompañe  a decirle cuatro cosas a esa persona, que si ella se tira, yo voy detrás.
Gracias por se así, por ser Eli.
Pequeñita pero ENORME.

Es que cuando la maquina del mundo se detiene
y todo me sabe a error por repetir,
ella funciona.
Cuando me caigo en la trinchera que llevo años cavando,
ella sonríe y me levanta.

Entiendo que queráis quererla.

Pero yo la quiero
por muchas más razones.

viernes, 31 de enero de 2014

No supe impedir que te marchases, pero si desear que no te fueses.

Quizá no supimos querernos sino haciéndonos daño. Quiero decir, el amor nos convierte en personas irracionales. Y allí estábamos, con las manos extendidas hacia la distancia, mientras nos acercábamos con los ojos y no matábamos sin decir nada. “No dejemos para mañana lo que nos pueda romper hoy”. Y eso fue ayer. Tengo una colección de cicatrices que se parecen a tu boca.

Me gustaría recomponer los trozos de aquellos atardeceres que hemos jodido: desgarrado, como si fuesen un lienzo, con tus uñas clavadas en algún lugar entre el cielo y mi espalda. Iría a hacerte una vez más. Feliz, digo. Y es que los sábados me parecen domingos sin ti. Es decir, me creas inviernos en casa. Y el final del otoño me está pareciendo una desilusión constante porque se están cayendo todas las hojas sin que las pisemos. Dejemos las costumbres para otro día, para cuando, más que estar de pie, no me sienta derrumbado. O para cuando comprenda que la soledad no tiene nada que ver con la nicotina. Algo estamos haciendo mal. O es que no supimos besarnos bien. O quizá lo que sucede es que le teníamos miedo a hacernos felices por no saber cómo reaccionar. Y entonces nos hicimos un lío del que se terminaron colgando la mitad de nuestras esperanzas. Ahorcadas, como las palabras que se nos quedaron en la punta de la lengua. ¿Sabes?, a veces pienso en cómo habrían cambiado las cosas si hubiésemos reconocido lo gilipollas que éramos, antes de decidir irnos para evitar justificar nuestra incapacidad para arreglarnos las vidas. Y me entran escalofríos.