Aprende a sonreír sin motivo.

miércoles, 23 de abril de 2014

¿Alguna vez os habéis sentido tan felices, tan tan felices, que ya no vale la pena vivir más?

 Hace tiempo que sé que del amor nunca se puede saber nada del todo. Que es como una ventana desde la que se ve un paisaje que va más allá de donde nos alcanza la vista. Es sólo una brisa. Sí, eso es. El amor es una brisa. Una caricia. Una caricia suave, de esas que a veces erizan la piel, y otras simplemente se olvidan. Pero el amor es, a fin de cuentas, un camino. Un camino que serpentea, baja, sube, se detiene y la vegetación lo corta, y tienes que desandar, volver, irte. El amor también es una respuesta. Es un hombro para aquel que llora, y una palmada en la espalda para aquel que, desesperado, se resigna. Es una inmensidad. No sabría deciros por qué, pero creo que aquella persona que ama se vuelve infinita. Y se le puede notar en la mirada, que el amor le besa la heridas. Le cura. Le abraza fuertemente. Y es tan bonito como cuando nosotros recordamos sonreír aunque estemos solos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario